¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?... Claro, como si supiera todo, si no sé cómo, cuándo ni el por qué un día te apareciste. Incertidumbres al por mayor, que me llenan de felicidad día a día, que hacen que quiera seguir, que hacen que la siga peleando, que hacen que haga oídos sordos (aunque cueste) a las malas ondas, que hacen que espere, que ría, que sueñe, que luche, que dé, que acompañe, que mire, que camine, que vuele, que hable muchas palabras por minuto, que bese, que me mueva, que dé vueltas (quizás más que el caracol), que haga mimos, que quiera entregarte el mundo entero.
Quizás está demás volver a decir, todo esto, pero todo esto y mucho más es lo que significás para mí. Cada latido, cada pedacito de mí, es tuyo. Aprendo muchas cosas al lado tuyo, me mostras las cosas que antes no tenían significado para mí. Por más que a veces pierdas la paciencia por decirte que no quiero ver salir muchas veces humo de tu boca; tenés más virtudes de las que creés, y quizás no me alcansen las palabras para agradecerte todo lo que hiciste en mí, todo lo que creía perdido, todo lo que creía que ya no estaba en mí.
Te Amo cada día más, cada vez que mi corazón late cuando te ve.