viernes, 8 de octubre de 2010

Duele.

Una nunca tiene nada asegurado. Y por más que peleo por lo que quiero, no lo logro y me da por bajar los brazos y tirar todo por la borda, pero me pongo a pensar y dos años luchando por algo no es en vano, cuando un corazón y un sentimiento estan en juego nada se puede desperdiciar. Pero duele luchar por algo donde otro corazón no se molesta ni por preguntar un "¿cómo estas?". Entonces es ahí cuando decido quererme más, disfrutar de cada momento de mi vida, de las sonrisas que me regalan mis nenas, de mi familia, de mis amigos y amigas; aunque duela, se puede salir adelante. Pero siempre hay un momento del día, que bajo un poco a la tierra y me pongo a recordar aquel corazón, y así el mío se vuelve a marchitar; duele saber que el otro esta bien y vos la estas pasando mal, duele saber que él esta ahí y vos acá, duele saber que por más que pelees seguís nadando en un mar de dulce de leche (pero el amargo), duele saber que no te piensa, que por más que estés siempre, a él le da lo mismo, duele saber que le da lo mismo verte o no, duele saber que no le importas, duele saber que él no quiera saber de vos.
Y acá intento comprender cómo puede ser que un corazón sea tan frío, tan duro como una roca, o quizás esta siendo justo, pero justo para él, no para los demás, cómo puede ser que a una persona le dé lo mismo otra que estuvo varios meses y momentos con él.
Quizás yo sea la ingenua, quizás él no quiere volver, quizás él no quiere a este corazón, quizás él está mas allá del bien y del mal, quizás él ya no es él, es otro que destronó su corazón de dulce de leche por otro de chocolate amargo.
Quizás yo amé demasiado para un corazón que no da nada por otro.
Duele amar, duele pensar en él, duele no estar con él. Duele extrañar.